La teoría y el debate conceptual en México (Consejo Mexicano de Ciencias Sociales, COMECSO)

Publicado originalmente en: http://www.comecso.com (20 de septiembre, 2012)

¿Cómo se concibe la producción teórica en el contexto de las ciencias sociales en México? Mi experiencia con el trabajo en distintas instituciones me deja la impresión de que esta respuesta varía de acuerdo al lugar desde donde se conteste. Mientras algunos centros de investigación (como el Departamento de Sociología de la UAM-Azcapotzalco o el Centro de Estudios Teóricos e Interdisciplinarios en Teoría Social de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM) presentan a su producción como eminentemente teórica, otras sedes académicas como el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y algunos centros regionales como El Colegio de la Frontera Norte (COLEF), consideran que sus investigaciones tienen un corte más empírico o aplicado y que, consecuentemente,  allí  “no se hace suficiente  teoría”.

Desde esta perspectiva, parecería que la autoconcepción de varios centros del país sobre el tema responde a una noción demasiado estricta y reducida de la teoría que a menudo se vincula con la concepción de un  aparato o sistema deductivo lógico a partir del cual se derivarían premisas explícitas.

Esta percepción que domina en la distribución de las tareas de las ciencias sociales en México, no deja de sorprender sobre todo en nuestra época donde cada vez se hace más evidente, que la reflexión teórica ya no puede entenderse como una aspiración a construir grandes narrativas que en su momento fueron prevalecientes en las ciencias sociales -como lo fue el  funcionalismo de tipo parsoniano, el marxismo o la teoría de la dependencia para el caso de América Latina.

Si, en oposición a esta visión, la teoría se entiende dentro de una aproximación más real vinculada con la formulación y definición de categorías y conceptos que permiten abordar el estudio de la realidad, entonces podríamos observar que en casi todas las instituciones que operan con el debido rigor académico, de alguna forma se hace teoría y que el problema más bien consiste en la falta de reconocimiento de la misma.

Por estas razones, considero que nos hace falta promover una reflexión más abierta y consciente por parte de los investigadores(as) sobre sus propias prácticas de tal forma que, más allá de la difusión de sus hallazgos empíricos, estén en posibilidades de reconocer, debatir y visibilizar las perspectivas teóricas y los conceptos que utilizan a lo largo del proceso.

De hecho, como lo ha apuntado Margarita Olvera (“Sociología, cambios conceptuales y temporalidad” en Gina Zabludovsky,Sociología y cambio conceptual, UNAM, México, 2007) “una de las prácticas más frecuentes de nuestras comunidades disciplinarias es la constante redefinición, re-semantización, revisión y reinterpretación de las categorías y conceptos que forman parte del patrimonio de conocimiento de las ciencias sociales en general y de la sociología en particular” y que no pueden ser concebidas como algo fijo e inmutable.

La necesidad de reformular los conceptos resulta especialmente pertinente en la actualidad, cuando nos encontramos ante una realidad que nos rebasa constantemente, y frente a la cual, como lo señala Ulrich Beck, muchos de los términos de las ciencias sociales se han convertido en “categorías  zombies” que ya no son útiles para el análisis de la sociedad contemporánea. En las condiciones actuales de una creciente globalización e individualización, tenemos que cuestionar de forma constante varias de las nociones que utilizamos con regularidad como son las de “estado”, “soberanía”, “sociedad civil” y “familias”,  por mencionar sólo algunas.

De hecho, el trabajo de definición y re-elaboración conceptual forma parte de la práctica cotidiana de muchos estudiosos(as) preocupados(as) por la precisión y pertinencia de las categorías. Sin embargo, en la medida en que  las reflexiones en torno a éstas tienden a llevarse a cabo como parte de proyectos más extensos con otros objetivos prioritarios, las aportaciones que se hacen al debate teórico-conceptual no llegan a ser suficientemente visibilizadas por los propios académicos(as) ni entran en los canales debidos de comunicación comunitaria.

En la medida en que no se ve obligada a sistematizar y compartir el significado de sus conceptos, la planta académica de muchos centros de investigación en México, tienden a considerar que en su institución “no se hace suficiente teoría.”

Para cuestionar esta percepción, y contribuir de forma más amplia a los grandes debates sobre el estado de las ciencias sociales a escala internacional, sería muy importante procurar una presentación, profundización y sistematización del debate en torno a la producción teórico-conceptual y los nuevos desafíos para el futuro del lenguaje científico de nuestras disciplinas. La  mayor apreciación y difusión de este tipo de trabajo, y los esfuerzos para presentarlo de una forma más sistemática y explícita, permitirán trascender los resultados concretos y locales de las investigaciones y redimensionar los hallazgos para poder incidir en el debate de las ciencias sociales a nivel internacional.

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