La candidatura de Capriles y el antisemitismo en Venezuela
Publicado originalmente en: http://www.lasillarota.com (el 17 de febrero de 2012)
Antes de que se diera a conocer el triunfo contundente de Henrique Capriles en las primarias del partido opositor del gobierno en Venezuela el pasado domingo, los comunicados en los órganos gubernamentales contra él ya mostraban sus tintes antisemitas.
En un artículo publicado el 13 de febrero que apareció en la página de la Radio Nacional y del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información del Gobierno de Venezuela, las descalificaciones hacia el candidato se sostenían básicamente en ascendencia judía.
Como suele ocurrir con las más burdas e irracionales consignas antisemitas, el texto afirma que, simplemente por sus orígenes, el aspirante presidencial solapa la “ ideología del terror” del “sionismo “ y sin ninguna prueba por delante, acusa a este último de adueñarse de la “ mayoría de las instituciones financieras del planeta” y controlar “casi el 80 por ciento de la economía mundial”.
Este discurso, que ha sido típico de los regímenes autoritarios de extrema derecha y que se manifestó con toda su perversidad bajo el nazismo, se presenta ahora con un ropaje de una pretendida izquierda, que utiliza un lenguaje a la vez confuso y contundente como el que lo lleva a afirmar que “La lucha racional y abierta contra la pobreza, el racismo y el antisemitismo, no tiene sentido no está dirigida contra el sionismo y el capitalismo” -.
Así, según la lógica de este texto, aunque Capriles se considera católico, el hecho de tener antecedentes judíos, lo acaba convirtiendo en un “enemigo de Venezuela», un agente del “sionismo internacional» que “amenaza de la destrucción del planeta a sus habitantes”. Estos argumentos sobre de una “teoría de la conspiración a nivel mundial» que paradójicamente se presentan como progresistas, tienes extraordinarias coincidencias con el libro “Los protocolos de los sabios de Sion”, publicado por primera vez en la Rusia Zarista en 1902. Este texto fue utilizado en su momento para justificar a las persecuciones y pogroms, y, después de la Revolución Soviética de 1917, circuló ampliamente transformándose en un arma ideológica para culpar a muchos judíos de supuestos pactos secretos (que según de dónde venga la calumnia, se establecen con las izquierdas, con la derechas o con ambas a la vez) y de un complot que los hace responsables de “los males” de lo más diversos signos, desde la acumulación de dinero, hasta las actitudes de rebeldía y crítica identificadas con las luchas de izquierda.
Lo más preocupante es que, en Venezuela, este tipo de agresión discriminatoria, que ahora lanza sus dardos sobre Capriles, no constituye un hecho aislado. Durante los últimos años la comunidad judía de este país ha sido víctima de varias embestidas. En el 2004, el Club Social y Escuela Hebraica de Caracas fue ocupada por funcionarios del cuerpo de investigaciones penales y criminalísticas en busca de armas que nunca encontraron y sin importar que era la hora en que muchos niños estaban en el colegio. En el 2007 se vivió otra agresión similar y en enero del 2009, un grupo de hombres armados profanaron una sinagoga, la pintaron con leyendas antisemitas que reclamaban “muerte a los judíos” y se llevaron computadoras con información confidencial (consúltese al respecto artículo firmado por admin, WordPress, 29 noviembre de 2011).
Al ser confrontado por estos hechos, el gobierno de Chávez ha argumentado que son actos criminales y vandálicos aislados con los que su gobierno no está involucrado. En el 2010, después de Fidel Castro hiciera una declaración pública a la revista “The Atlantic”, pidiendo a Mahmud Ahmadinejad no difamara a los judíos y dejara de negar el Holocausto, Chávez se reunió con la comunidad judía de su país para mostrar su “buena disposición”.
Sin embargo el asunto sigue preocupando, más ahora donde los comunicados antisemitas (en esta ocasión firmados por Adal Hernández) se publican bajo el sello del Gobierno Bolivariano de Venezuela.
Las voces de muchos venezolanos ya han mostrado reiteradamente su intranquilidad en este sentido. Como lo señalo Simón Bocanegra en un artículo que circula en un portal de Internet originado en Caracas (con fecha 15 de febrero), habría que observar hasta qué punto el gobierno exacerba el “aullido antisemita” como base para descalificar al adversario. Esta autor hace un llamado a Chávez y a las “mentes sensatas” del chavismo para tomar cartas en el asunto, y “cortar de raíz la utilización de la discriminación racial y religiosa como “argumento” electoral”.
Habrá que estar atentos para ver si el gobierno se retracta, prefiere dar la batalla con razonamientos políticos, o utilizando la exaltación de pasiones que lo caracteriza, ahora opta por hacer que el eje de su campaña gire en torno a una escalada de prejuicios.