Días feriados en la UNAM
“Días feriados en la UNAM”
por Gina Zabludovsky
publicado originalmente en Periódico Uno más Uno
México, jueves 23 de mayo, 1991.
Nuestro preciado Día del Maestro se festejó este año de una forma sui generis en la UNAM; mientras los académicos trabajaron normalmente, el personal administrativo ¡tuvo día de descanso!
Así, aunque usted no lo crea, en nuestra Máxima Casa de Estudios los que festejaron el Día del Maestro fueron precisamente los que no lo son. Cuando el martes 14 los alumnos preguntaban a las secretarias “¿Va a haber clases mañana?”, estas contestaban: “Es día del maestro, ellos si vienen pero nosotros no”. Muchos estudiantes pensaron que lo que había cambiado de fecha era el Día de los inocentes y que las disparatadas respuestas eran parte de una orquestada broma universitaria.
Pero, puesto que el Día de los Inocentes no cambió, las causas de la aparente incongruencia deben buscarse en otro tipo de razones.
El asunto es en realidad más complejo y tiene su explicación en un intento de la Rectoría para volver más eficiente el calendario escolar. Con tal objetivo, se han tratado de intercambiar los puentes y días feriados que no corresponden a descansos obligatorios oficiales, y programarlos de tal forma que no se interrumpan las actividades normales de un semestre académico. La idea es que los días de descanso, en conjunto, se tomen inmediatamente antes o después de los periodos vacacionales, lo cual repercutiría en la ampliación de estos últimos y evitaría la interrupción continua de la docencia y los otros trabajos de difusión e investigación que se realizan en la UNAM. Así por ejemplo, y volviendo a nuestro caso, en vez del Día del Maestro, en la UNAM reconocería como jornada no laborable uno de los días previos al jueves o viernes santos.
Sin embargo, el resultado de las negociaciones que con esta finalidad se realizaron no fueron homogéneos. Mientras las APPAUNAM aceptaron esta oferta, el STUNAM se negó a renunciar a festejar las diferentes ocasiones y días feriados en las fechas tradicionales. ¿Cómo se podría admitir que se conmemoren acontecimientos tan importantes como el Día Internacional de la Mujer, el Día del Trabajador Universitario, el Día de la Guadalupana y otros más en fechas ficticias? El razonamiento es bastante justificable, ¿usted aceptaría que en vez del día 12 de diciembre se le diera libre el día 18 para que quede pegadito a las vacaciones de Navidad ―cunado de por sí, independientemente de que lo otorguen o no, ya pocos asisten o trabajan verdaderamente en la Universidad por la eminente atmósfera de posadas y brindis navideños?― ¿Verdad que no?
Las diferentes posiciones de los académicos y los administrativos ante el planteamiento de la Rectoría han creado situaciones excepcionales. Lo que en realidad está sucediendo es que no se trabaja, o se trabaja a medias, durante dos días ―el reconocido como feriado por las APPAUNAM y el que es de descanso para el STUNAM―.
Los académicos que vamos a la UNAM cuando no labora el personal administrativo nos encontramos con circunstancias desfavorables para la realización de nuestras labores; no podemos confiar en que se nos abran las puertas de los cubículos y salones, no tenemos el apoyo para sacar fotocopias, la biblioteca se cierra, etcétera, etcétera, etcétera…
Por otro lado, también me pregunto: ¿qué tanto trabaja el personal administrativo cuando no asisten los académicos que si aceptaron el canje de días en aras de una racionalidad administrativa y para los cuales ―por lo menos se supone― que debiera trabajar el personal de base? Lo que en varias ocasiones sucede es que estos días, el trabajador no académico asiste a firmar y pasar lista pero, ante la inasistencia de profesores y estudiantes, es muy cuestionable que tenga labores concretas que realizar. En la práctica cada día feriado se ha multiplicado por dos.
¿Logrará la Rectoría convencer al STUNAM para cambiar las fechas de sus días de descanso por unas que mejor convengan al calendario escolar? Es poco probable que así suceda, ¿qué incentivos tendrían los trabajadores administrativos para hacerlo, si no es a cambio de mejores salarios o prestaciones?
Creemos que por lo menos en lo que resta del año, la negativa continuará manteniéndose como tal, sobre todo porque, si revisamos el calendario, nos daremos cuenta de lo desfavorable de 1991 en términos de días de descanso obligatorios y posibles puentes. Nuestro feriado mayo no fue tal: el 5 fue el triste domingo, y el primero y el 15 cayeron en miércoles que ―como se sabe― es el peor día de la semana para que los anteriores o posteriores a él se conviertan en puentes (sería demasiado que olímpicamente, nos tomáramos de miércoles a lunes o de viernes a jueves). Cómo si esto fuera poco, el 15 de septiembre también será domingo y el 2 de noviembre, día de nuestros muertos, caerá en sábado. La situación es suficientemente triste como para permitir que se empeore admitiendo ser flexibles con la negociación de otros días feriados que debieran ser sagrados para nuestro descanso.