Los libros que nuestros políticos deben leer
Originalmente publicado en: http://www.lasillarota.com (2 de septiembre, 2011)
La semana pasada, tuve oportunidad de ver un programa de Foro TV en el cual el conductor preguntaba cuáles son los libros que debieran leer los políticos en México. Los invitados(as) recomendaban algunos escritos que han aparecido en los últimos años, entre los cuales se mencionó el excelente libro del escritor israelí Amoz Oz “Contra el fanatismo”
En este artículo retomo esta pregunta y sugiero algunos textos clásicos que a pesar de que no están recién salidos del horno- resultan extraordinariamente vigentes. A continuación va mi lista:
1) Las obras teatrales de Shakespeare Entre ellas Hamlet, como advertencia de las consecuencias de un régimen corrompido y podrido (esta obra empieza con la frase “algo está podrido en Dinamarca” que ahora desafortunadamente podríamos aplicar a “mucho está podrido en México”).; Macbeth para alertarlos contra la falta de escrúpulos, la ambición desmedida, y recordar que una matanza lleva a otra; y , “Como gustéis” que da cuenta de cómo las mujeres han tenido que disfrazarse de hombres para ejercer sus derechos.
2) Siguiendo con la herencia inglesa, nuestros políticos debieran leer los discursos de W. Churchill, para que aprecien cómo las palabras atinadas y los brillantes discursos constituyen un arma insustituible para la buena política. ¿Quién no recuerda sus frases “Sólo puedo ofrecer sangre, sudor y lágrimas” o “nunca tantos debieron tanto a tan pocos”?
3) Para que se sigan nutriendo del poder de las palabras, también debieran leer a nuestros políticos del S XIX y principios del XX que fueron grandes escritores: Entre ellos Lucas Alamán, Ignacio Manuel Altamirano, José María Luis Mora, Mariano Otero, Justo Sierra y Lorenzo de Zavala, para mencionar solo algunos.
4) El libro clásico del quehacer político: “El Príncipe” de Maquiavelo para recordar que la buena política se hace con “buenas armas” y “buenas leyes” y que si bien para un príncipe siempre es mejor “ser temido que ser amado”, un buen dirigente constantemente debe cuidarse de no ser menospreciado u odiado. En una época de crecientes fundamentalismos religiosos este libro también recuerda que la ética política debe poner su distancia frente a la fe religiosa
5) De Max Weber “La política como vocación “(mejor conocido como El político y el científico) para que no se olviden que la política debe ejercerse con convicción y responsabilidad y para que también estén conscientes de los enormes riesgos de perder el monopolio de la violencia legítima que es el fundamento del Estado moderno. Además, este texto es útil para diferenciar entre el mero poder (que puede ejercerse de forma arbitraria e ilegitima) y el ejercicio de la autoridad legítima que en las sociedades actuales debe fundamentarse en la racionalidad y apego a la ley.
6) “ Los partidos políticos “ de Robert Michels, para que vean cómo desde principios del S XX este pensador denunció el peligro de aquellos partidos políticos constituidos por elites oligárquicas que se reproducen a sí mismas separándose totalmente del contacto y de los intereses de las masas que los llevaron al poder.
7) De vuelta a la tradición inglesa, considero que nuestros políticos debieran leer al filósofo e historiador de las ideas Isaiah Berlin, en particular su libro “Impresiones personales” que son una serie de pensamientos alrededor de las contribuciones de grandes figuras como el propio Churchill, F.D Roosevelt y Ch. Weizmann entre otros. En general creo que nuestros dirigentes políticos y empresariales debieran leer la biografía de grandes líderes en vez de perder su tiempo y su dinero con best-seller y cursillos que – de una forma semi-mágica- ofrecen dar claves y recetas para el ejercicio del liderazgo.
8) Dentro de nuestra herencia latinoamericana, tenemos a la gran literatura sobre los dirigentes autoritarios: “El Señor Presidente “de Miguel Ángel Asturias “El recurso del método “de Carpentier, “El otoño del patriarca “de Garcia Márquez. “ La fiesta del Chivo “de Vargas Llosa. Si bien es cierto que ahora en nuestro país el poder presidencial está acotado y ya no puede ejercerse discrecionalmente como antaño, persiste el peligro de un poder patriarcal de tipo local concentrado en otras figuras, como el de nuestros gobernadores. Más al sur, me parece que Hugo Chávez constituye un ejemplo del liderazgo patriarcal que está presente en las novelas antes mencionadas.
9) Para aterrizar en el país, desde luego, todos los políticos deberían leer nuestra Constitución y la historia de la misma así como las modificaciones y los debates parlamentarios respectivos.
10) Por último considero que sería muy provechoso que nuestros políticos leyeran algunos libros de “haikus”(poemas japoneses de tres versos) para que no abusen del tiempo en sus discursos y aprendan a expresar sus pensamientos en pocas palabras
MAS. Luto, pesar, tristeza, rabia y preocupación por el atentado en Monterrey y otros actos execrables. No alcanzan palabras para expresar la indignación.