¿Qué nos pasa con la Revolución? El sentir de los estudiantes universitarios
Publicado originalmente el 25 de Noviembre, 2010 en www.lasillarota.com
Se han cumplido los plazos de las conmemoraciones y ahora tendremos que abandonar de forma paulatina las referencias obligatorias a la Independencia y a la Revolución como muletillas para bautizar carreteras, parques y plazas públicas, obras inacabadas, publicaciones, eventos culturales y deportivos, congresos académicos, discursos oficiales y encabezados de prensa.
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Como socióloga mexicana y académica de la UNAM, yo también fui víctima de esta epidemia y me sentí obligada a tocar el tema, por lo cual, en este artículo daré a conocer algunos resultados de una investigación que realicé, en colaboración con la doctora Alicia Juárez, durante el segundo semestre de este año.
Se trata de un sondeo de opinión levantado en la ciudad de México, con particular atención a los estudiantes universitarios por considerar que se sabe muy poco de este importante sector de la población de donde saldrán los próximos profesionistas y algunos de ellos(as) van a conformar las futuras las élites económicas y políticas de nuestro país.
En esta ocasión se resumirán algunos resultados preliminares que se obtuvieron a partir de 600 cuestionarios repartidos entre estudiantes de universidades públicas (el Politécnico y la UNAM), estudiantes de universidades privadas (Iberoamericana e ITAM) y la población en general.
En contaste con lo que ocurre con la mayoría de la población (57%) que en septiembre afirmaba que si había motivos para festejar la Revolución, la mayoría de los estudiantes (el 54% para las universidades privadas y el 58% para las públicas) consideró que no había razones para conmemorar la Revolución ya que ésta “no culminó”, no es un movimiento definido, sus ideales no se cumplieron, se han desvirtuado sus principios, el poder nunca se trasladó a los más necesitados, la desigualdad social y las injusticias siguen igual, no ha habido ningún cambio y la situación del país no está acorde con los festejos .
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Este sentir se relaciona con la evaluación sobre la situación del país que tienen los propios entrevistados(as) quienes consideran que en comparación con 1910, el país está peor en inseguridad (82% de alumnos de universidades privadas, 79% de las universidades privadas y 75% de la población en general), en corrupción ( 74% alumnos de universidades privadas y población en general y 76% entre los de universidades públicas ) y en los niveles de pobreza (con 51% de menciones entre estudiantes de universidades privadas, 56% entre la población en general y 63% entre alumnos de universidades públicas). El 53% de los estudiantes de universidades públicas y de la población en general también considera que hay un deterioro en el desarrollo del campo.
Una ligera mayoría de los estudiantes de universidades privadas (56%) opina que estamos mejor que hace cien años en temas como libertad, educación y preparación. Entre los inscritos en universidades públicas y el resto de la población también se menciona una mejoría en estos rubros pero los porcentajes de respuestas positivas no llegan a ser mayoritarios.
En cuanto a la evaluación de la democracia, las opiniones se dividen entre “mejor”, “peor” e “igual”, sin que ninguna llegue a ser mayoritaria. El porcentaje más alto de respuestas que considera que estamos “mejor” es el de los universitarios de instituciones privadas con un 45%, mientras que entre los de universidades públicas apenas alcanza el 16%.
De hecho, en todos los casos, con excepción de la inseguridad, los estudiantes de las universidades privadas superan a los de las públicas en la calificaciones favorables sobre las condiciones del país comparadas con hace 100 años.
Lo anterior sugiere, que en el caso de los estudiantes, las opiniones sobre los resultados de la Revolución no se vinculan a las razones del discurso oficial actual que exalta la figura de Madero como antecedente y propulsor de nuestra democracia ni a la consideración de que Villa y Zapata solo eran unos bravucones, sino las visiones críticas que caracterizan a este sector de la población y a las expectativas de los propios jóvenes, quienes, a pesar de constituir un grupo claramente privilegiado en comparación con los “ni-nis”, tienen una perspectiva bastante pesimista sobre sus posibilidades de desarrollo profesional en un país que viven como inseguro y corrupto .Quizá esto explique también el mayor índice de descontento entre los estudiantes de universidades públicas que entre los que están en escuelas privadas en la medida en que estos últimos pueden percibir que tienen más alternativas para abrirse un camino futuro en el mundo laboral.
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