UNAM: estímulos académicos y tipos de investigadores

“UNAM: estímulos académicos y tipos de investigadores”
por Gina Zabludovsky
originalmente publicado en Periódico Uno más Uno
México, miércoles 17 de abril de 1991.

A propósito del Programa de Estímulos a la Productividad y al Rendimiento del Personal Académico que La Gaceta y los periódicos nacionales dieron a conocer el pasado 4 de abril, quiero referirme a una cuestión específica que tiene que ver con los dos tipos de investigadores que laboran en la UNAM.

Cuando afirmo que en la UNAM existen dos clases de investigadores, no me refiero a la tradicional separación entre los científicos y los humanistas, sino a la distinción que se da en la práctica entre los académicos, que son formalmente reconocidos como investigadores, y los que, teniendo nombramiento de profesor de tiempo completo, se dedican fundamentalmente a la investigación. Mientras que los primeros trabajan en los diferentes centros e institutos y pertenecen formalmente al subsistema de investigación científica o humanística, los segundos están adscritos a las distintas escuelas y facultades.

Ahora bien, además de los problemas comunes que enfrentan todos los académicos dedicados a la investigación en la UNAM, por su situación, aquello que trabajan en las facultades y escuelas tienen que lidiar con una serie adicional de obstáculos.

Entre éstos, quizá el más importante es la lucha cotidiana para que su labor de investigación sea reconocida como tal. En la medida en que las facultades y escuelas tienen como preocupación fundamental la docencia, no es poco común que la investigación no se considere prioritaria. Esta situación es diametralmente opuesta a la del personal de los institutos, de los cuales se espera la dedicación casi total a la investigación considerando secundarias sus labores docentes.

Una de las consecuencias de esta diferenciación es que muchos de los investigadores adscritos a los institutos han dejado a un lado la actividad docente, situación que ―como Ruy Pérez Tamayo señaló en un artículo reciente―ha llevado a que los estudiantes pierdan el contacto cotidiano con académicos cuya preparación repercutiría favorablemente en la elevación de los niveles docentes.

En el otro extremo, los profesores que quieren desarrollarse como investigadores en las facultades muchas veces tienen que renunciar a sus proyectos para poderse dedicar a las tareas docentes que se les exigen.

Para combatir esta situación, otras universidades públicas del país han buscado diferentes opciones. Desde su fundación, la Universidad Metropolitana considera la figura del profesor investigador como perfil único para el personal académico de carrera. Sin embargo, esta opción, que ha tenido importantes ventajas para la vinculación entre investigación y docencia, sería difícil de instrumentar en la UNAM, por la propia estructura de nuestra máxima casa de estudios. Cómo es previsible, el personal académico de los institutos podría ver afectadas sus labores de investigación ante las “urgencias docentes” de la UNAM. Por otro lado, también es cierto que los profesores de tiempo completo no siempre tienen la vocación para dedicarse a la investigación y prefieren optar ―de una forma que es totalmente respetable― por dedicar su tiempo fuera de las aulas a la reelaboración de programas de estudio, traducción de materiales, y otras actividades más vinculadas con el apoyo a la docencia.

En la actualidad, parece ser que la UNAM está buscando su propio camino para disminuir esta brecha. De hecho, los consejos divisionales por área, cuya convocatoria se dio a conocer el pasado 8 de abril, buscan precisamente vincular las actividades de las facultades con la de los institutos teniendo en cuenta sus áreas comunes (esperemos que este objetivo se cumpla eficientemente y los consejos no lleguen a convertirse en una instancia burocrática más con todo lo que esto implica).

Otros asuntos instrumentados por la Dirección General de Asuntos de Personal Académico, como el de apoyo a Proyectos de Investigación y de Innovación Docente, cuya convocatoria salió por segunda vez este año, nutre de recursos económicos a los diferentes proyectos y van dirigidos tanto a escuelas como institutos, e incluso fomentan la colaboración entre diferentes instancias universitarias.

En lo que respecta al Programa de Estímulos a la Productividad Académica, la convocatoria establece intervalos de ponderación para los diferentes rubros en donde tanto los académicos adscritos al subsistema de investigación, como los que están en facultades y escuelas, tienen que cumplir con una productividad académica determinada, y además desarrollar las labores docentes y de formación de recursos humanos.

Sin embargo, en la práctica, la distinción entre los dos tipos de investigadores se sigue dando y en algunos casos se acentúa. Tal es el caso por ejemplo cuando, por los reglamentos internos de muchas escuelas, se tiene la obligación de cumplir con la impartición de varias materias por semestre, situación que ha llevado a que el académico que por determinada circunstancia no haya cumplido con toda su carga docente no pueda ni siquiera ser considerado para ingresar en el programa, aún si durante el lapso evaluado realizó importantes contribuciones a la investigación o difusión. Por el otro lado, en los institutos, se tiende a interpretar el rubro en un sentido más amplio considerándose más la contribución a la formación de recursos humanos que puede darse fuera de las aulas, por ejemplo en la supervisión del trabajo de estudiantes de posgrado y otras actividades afines vinculadas estrechamente a las tareas de investigación.

De allí que los profesores que, además de impartir clases, estamos prioritariamente interesados en la superación de la calidad de nuestras investigaciones, consideremos conveniente que se ponga en marcha uno de los acuerdos tomados en el pasado Congreso Universitario; la necesidad de reconocer y apoyar las tareas de investigación que se llevan a cabo en las facultades y escuelas mediante la asignación de presupuestos independientes, y de nombramientos de investigadores para los académicos que nos dedicamos a estas tareas.

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